miércoles, 6 de octubre de 2010

Otro giro por Italia: Emilia-Romagna

Ferrara: Plaza de la catedral desde el castillo de San Giorgio.

La beca que me concedieron para realizar el taller "pratiche urbane in spazi altri", me llevó de nuevo a Italia por cuarto verano consecutivo. Así que me embarqué sin conocer nada del destino, tan solo su situación geográfica, y la sorpresa no pudo ser más mayúscula. La modesta ciudad, al menos en tamaño, disfruta de un casco antiguo amurallado por magníficos lienzos y baluartes renacentistas de ladrillo, enmarcando un conjunto histórico que atesora innumerables monumentos dignos de conocerse.

Ferrara: Castello di San Giorgio.
El castillo de la familia gobernante de la ciudad, hasta que cayó en poder de los estados papales, sigué dominando el centro de la ciudad, situándose en el cruce de las principales calles de esta y dando acceso a la plaza de la catedral. Fabricado en ladrillo y rodeado por un contundente foso, conserva todabía los puentes y mecanismos que lo podían aislar ante enemigos, o el propio pueblo sublevado. Su interior es magnífico, estando decorado con preciosos frencos, además de permitirnos tener las mejores panorámicas de la ciudad desde la torre de los Leones.

 
Ferrara: Interior de la Catedral.

Se trata de un magnífico templo románico y ciertos elementos góticos, que en su interior viste estética barroca. Un estilo románico que dista mucho del español, luciendo una técnica constructiva más evolucionada, más compleja, como si el imperio romano y su ingeniería hubiese logrado mantener cierto poso de habilidades en la Italia medieval.

Está conformada por una nave central y tres transceptos, algo paradójico y que le aleja de cualquier planta arquetípica de templo católico y me recuerda más a la basílica Magencia del foro romano.
Ferrara: Via delle Volle
Pero no podemos hablar de la ciudad, sin nombrar su urbanismo. Ferrara ha tenido la suerte de tener unos dirigentes que siempre comprendieron la necesidad de planificar el crecimiento de la urbe, por lo que esta goza de un urbanismo ejemplar a lo largo de los siglos, durante los que se fueron perfilando sus calles y avenidas. Además, hoy disfruta de un casco histórico prácticamente peatonal y practicable en bici, lo que nos transportará en ocasiones a los Países Bajos, por la cantidad de ferrareses que se desplazan sobre dos ruedas.

En la imagen podemos ver una calle de origen medieval. Se desconoce por qué se permitía construir por encima de esta, sospechándose que podía unir las tiendas de los mercaderes con sus casas y almacenes.

No sería justo tampoco olvidarme de Cesena y Bologna, pero lo cierto es que pese a no desmerecer en absoluto la visita, la ciudad de Ferrara las eclipsa en mi humilde opinión, teniendo bien merecido ser considerada Patrimonio de la Humanidad.

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